miércoles, 27 de mayo de 2015

Seis poemas galegos

Lorca inicia y cierra la serie de poemas con dos homenajes a la ciudad de Santiago de Compostela. Escritos al mismo tiempo que las gacelas y casidas del Diván del Tamarit, los Seis poemas galegos muestran una extensión media similar y estructuras métricas parecidas, aunque sin recurrir al verso libre de su época neoyorquina. Lorca adoptó formas métricas tradicionales, como el romance o cuartetas asonantadas, teniendo en cuenta los elementos de la tradición literaria gallega. Miguel García Posada destaca la «fascinante» conexión entre el «Noiturnio do adoescente morto» y la «Casida del herido por el agua».
  • «Madrigal á cibdá de Santiago» («Madrigal a la ciudad de Santiago»)
  • «Romaxe de Nosa Señora da Barca» («Romería de Nuestra Señora de la Barca»)
  • «Cántiga do neno da tenda» («Cántiga del niño de la tienda») dedicada a Ernesto Pérez Guerra.
  • «Noiturnio do adoescente morto» («Nocturno del adolescente muerto»)
  • «Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta» («Canción de cuna para Rosalía Castro, muerta»)
  • «Danza da lúa en Santiago» («Danza de la luna en Santiago»)

Estructura

García Posada dice que el orden de los poemas no es «nada gratuito» y divide los poemas en tres parejas; en los dos primeros señala «una cierta esperanza, pese a la hostil presencia de elementos oscuros; les siguen la «Cántiga do neno da tenda» y el «Noiturnio do adoescente morto», que tratan del suicidio de dos jóvenes; de los dos finales, «Canzón de cuna pra Rosalía Castro, morta» y «Danza da lúa en Santiago», señala que pese a su «significado opuesto, están enlazados claramente por una común presencia femenina».
 
Gestación
 
Galicia, su cultura y sus paisajes, entraron a formar parte de la vida y los recuerdos de Lorca desde su primera visita en 1916. En 1917 escribió en un artículo: «Se comprende, viendo el paisaje de Galicia, el carácter triste de sus habitantes y su música, que dice de penas, de amores, de imposibles». Al repertorio de canciones que tocaba y cantaba en los conciertos íntimos que ofrecía a sus amigos se incorporaron cántigas, romances y canciones del folclore galaico-portugués. Era admirador de la obra de Rosalía de Castro, y conocía bien la de Valle-Inclán. En su conferencia sobre Góngora («La imagen poética de don Luis de Góngora», 1926) demostraba tener conocimiento de los tres cancioneros que recogen casi la totalidad de la producción lírica galaicoportuguesa entre los siglos XII y XIV: el Cancioneiro da Vaticana, el Cancioneiro Colocci-Brancuti y el Cancioneiro de Ajuda. En 1928, en su conferencia «Las nanas infantiles», aparece de nuevo su interés por las canciones populares de Galicia y se refiere a una cuestión que le llama la atención: la presencia de numerosas canciones de procedencia gallega y asturiana en Granada, fruto de la colonización de la Alpujarra al final de la Reconquista, tema sobre el que volvió a incidir en distintas ocasiones.
Lorca tenía en Madrid varios amigos gallegos: el musicólogo Jesús Bal y Gay, los poetas Eugenio Montes y Serafín Ferro y el joven Ernesto Pérez Guerra, quien ejerció una mayor influencia sobre Lorca. Acendrado nacionalista gallego, Pérez Guerra fascinaba a Lorca «por su prestancia física, por su vitalidad, por su inteligencia y por la pasión con que hablada de Galicia y cantaba canciones gallegas».

En 1932, de vuelta en Galicia, Lorca estaba preparado para el reencuentro con un país que, según su biógrafo Ian Gibson, no había «dejado de subyugarle desde lejos». Su entusiasmo durante su visita a Santiago de Compostela no conocía límites. Tres meses después, se montaba el tablado de la compañía La barraca en la pequeña plaza de la Quintana, que él llamaba la «plaza-butaca», el lugar donde hace danzar a la luna en su «Danza da lúa en Santiago».
 
A finales de otoño de 1932 la revista Yunque publicó el «Madrigal á cibdá de Santiago» en su número de diciembre, que salió a la venta el día 6 del mes. De allí lo tomaron ese mismo mes El Pueblo Gallego de Vigo, la revista Resol de Santiago y el diario El Sol de Madrid.

En 1933 Pérez Guerra presentó a Lorca a Eduardo Blanco Amor, quien dos años después se encargó de la publicación de los Seis poemas galegos. Pese a la gran admiración de Blanco Amor hacia el poeta granadino su relación no fue estrecha aunque, en palabras de Gibson, tuvo sus «momentos de expansión».
A su vuelta de Argentina, Lorca reemprendió la composición de sus poemas gallegos con la colaboración de Pérez Guerra, tarea que se vio interrumpida por la confección de su Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, completado a finales de octubre de 1934.

Fue durante la primavera de 1935 cuando, finalmente, un tenaz Eduardo Blanco Amor consiguió de Lorca los manuscritos, con letra de Ernesto Pérez Guerra, de cinco de los Seis poemas galegos, junto a un recorte de prensa del «Madrigal á cibdá de Santiago», publicado por El Pueblo Gallego en 1932. Cuenta Gibson que Lorca, entregado a la creación de Doña Rosita la soltera, dio los poemas a Blanco Amor y se desentendió de su destino: «No me hables más de esto hasta que me traigas el libro». García Posada explica que la intervención de Blanco Amor en la redacción de los poemas consistió en la revisión ortográfica, la corrección de algunos castellanismos y la sugerencia de cambios en algunos títulos, que Lorca aceptó.

La publicación de los poemas fue anunciada por la revista Nós, en su número correspondiente a mayo-junio de 1935, entre las «nuevas obras publicadas» de la editorial. El colofón del libro lleva, sin embargo, fecha del 27 de diciembre de 1935. Blanco Amor prologó la edición, en la que no se menciona la colaboración de Pérez Guerra, y suprimió la dedicatoria a éste de la «Cantiga de neno da tenda». 
 
 
                                                         Plaza de la Quintana.
 
 

Romancero gitano


El poemario incluido en Romancero gitano está compuesto mayoritariamente por romances, todos ellos unidos por el estilo y con temas como la noche, la muerte, el cielo, la luna. Todos los poemas tienen algo en común, tratan de la cultura gitana. 
Presenta una gran síntesis entre la poesía popular y la alta, transcurre entre dos motivos centrales, Andalucía y los gitanos, tratados de manera metafórica y mítica.

La obra refleja las penas de un pueblo perseguido que vive al margen de la sociedad y que se ve perseguido por los representantes de la autoridad, y por su lucha contra esa autoridad represiva. Sin embargo, el propio García Lorca señala que su interés se centra no en describir una situación concreta, sino en el choque que se da una y otra vez entre fuerzas encontradas: en un poema que describe la pugna entre la Guardia Civil y los gitanos, llama a estos bandos "romanos" y "cartagineses", para dar a entender esa permanencia del conflicto.

Cultura gitana:

La expresión cultura gitana se refiere al conjunto de hábitos y modos de vida propios del pueblo gitano. Adopta elementos culturales de la comunidad en la que se asienta, y al mismo tiempo tiene características propias, si bien no existe una homogeneidad universal.

Los personajes

El hombre gitano
: Tiene una actitud la mayoría de las veces pasiva, a diferencia de las mujeres que son las que se quejan y lamentan. Podemos definir al hombre gitano del Romancero gitano como maduro, sensato,  tranquilo, protector y muy influenciado por las costumbres de su raza. Del físico poco podemos decir, pues a lo largo de la obra apenas nos vamos a encontrar descripciones físicas. Uno de los gitanos más representativos es Antoñito el Camborio. Éste es la mitificación del hombre gitano: joven, con buena situación social y económica, proveniente de la aristocracia gitana, un valiente héroe, etc. Es por esto por lo que es muy envidiado entre los suyos y es esta envidia la que lo lleva a ser asesinado por sus propios primos.

La mujer gitana: A diferencia del hombre gitano, de la mujer vamos a tener descripciones tanto físicas como psíquicas. Se caracterizan por su pena o tristeza y su debilidad ante las dificultades, provocando que la figura masculina tome fuerza y resalte su papel protector. Además las caracteriza como símbolos del sensualismo y el erotismo. Físicamente Lorca las caracteriza con los rasgos propios de su raza, por ejemplo con melena de pelo negro. Soledad Montoya o la monja son la perfecta representación de la mujer gitana. 

  Simbolismo de la obra

El Romancero Gitano contiene gran cantidad de símbolos (enfatícese la diferencia entre símbolo y metáfora, también muy recurrente en Lorca). Los principales, junto con su significado, son:
  • Metales (cuchillos, yunques, anillos...): la vida de los gitanos y la muerte.
  • Aire o viento: el erotismo masculino también llamado (Luay).
  • Color verde: la muerte.
  • Espejo: el hogar y la vida sedentaria.
  • Agua: (en movimiento) la vida, (en reposo) la pasión estancada o la muerte.
  • Caballo: la pasión desenfrenada que conduce a la muerte.
  • Luna: Es el más utilizado por Lorca, aparece 218 veces. Su simbolismo depende de cómo aparezca. Si es roja significa muerte dolorosa; negra, simplemente muerte; grande significa esperanza; en puntas tiene connotación erótica.
  • Alcohol: la negatividad.
  • Leche: lo natural.
  • Mujer: el erotismo.
  • Color negro: la muerte.
  • Color blanco: la vida, la luz.
  • Rosas: la sangre 
 Poemas
  • Romance de la Luna, luna
  • Preciosa y el aire
  • Reyerta
  • Romance sonámbulo
  • La monja gitana
  • La casada infiel
  • Romance de la pena negra
  • San Miguel (Granada)
  • San Rafael (Córdoba)
  • San Gabriel (Sevilla)
  • Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla
  • Muerte de Antoñito el Camborio
  • Muerto de amor
  • Romance del emplazado
  • Romance de la Guardia Civil Española
 



miércoles, 20 de mayo de 2015

Teatro

En Lorca lo teatral obedece a un impulso primario. Tuvo una visión teatral del mundo: disfrutó y sufrió la vida como un drama universal."El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana", dijo en una ocasión, y nunca dejó de confiar en la capacidad del teatro para enseñar y deleitar, según el viejo modelo clásico.

El lenguaje, aprendido en Valle-Inclán, es también poético. Sobre Lorca influyen también el drama modernista (de aquí deriva el uso del verso), el teatro lopesco (evidente, por ejemplo, en el empleo organizado de la canción popular), el calderoniano (desmesura trágica, sentido de la alegoría) y la tradición de los títeres. 

Su producción estuvo siempre determinada por la voluntad de innovar, en todas las ocasiones. Nunca quiso hacer la comedia burguesa que dominaba en su tiempo, sino acceder a los grandes temas: el amor, la muerte, el paso del tiempo, la opresión y la rebeldía, la fuerza del destino. 

La producción dramática de Lorca puede ser agrupada en cuatro conjuntos: farsas, comedias «irrepresentables» (según el autor), tragedias y dramas.

Entre las farsas, escritas entre 1921 y 1928, destacan La zapatera prodigiosa, en la que el ambiente andaluz sirve de soporte al conflicto, cervantino, entre imaginación y realidad, y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, complejo ritual de iniciación al amor, que anuncia los «dramas irrepresentables» de 1930 y 1931: El público y Así que pasen cinco años, sus dos obras más herméticas, son una indagación en el hecho del teatro, la revolución y la presunta homosexualidad —la primera— y una exploración —la segunda— en el ser humano y en el sentido del vivir.

El fracaso de su primera obra estrenada, El maleficio de la mariposa (1920) quizá se debió a un exceso de transgresión, de modo que la siguiente, Mariana Pineda (1927), se ciñó al diálogo con el "teatro poético" modernista, para subvertir sutilmente sus códigos, hasta fundir el amor (privado) con la Libertad (pública).

Durante la II República, además de comprometerse con el teatro itinerante de "La Barraca" hace teatro comercial, sin renunciar a sus propósitos renovadores. El triunfo le llega con el estreno de de Bodas de sangre (1933) y Yerma (1934). Bodas de sangre es una tragedia en la que el destino domina la voluntad de los personajes y donde la acción se concentra en las ceremonias de la boda y la muerte. 

La tercera obra no pasó de proyecto, pues no cabe en el plan La casa de Bernarda Alba, que no es una tragedia. La casa de Bernarda Alba es la casa de la ley y de la rebelión. El luto decretado en su interior va segregando su violencia en las hijas de Bernarda Alba hasta la rebeldía y el suicidio de la menor.

Obras teatrales
  • El maleficio de la mariposa (1921)
  • Mariana Pineda (1927)
  • La zapatera prodigiosa (1930)
  • Retablillo de Don Cristóbal (1928)
  • El público (1930)
  • Así que pasen cinco años (1931)
  • Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933)
  • Bodas de sangre (1933)
  • Yerma (1934)
  • Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)
  • La casa de Bernarda Alba (1936)
  • La fuerza de la sangre (inacabada) (1936)

miércoles, 13 de mayo de 2015

Obra


Estilo


Los símbolos: de acuerdo con su gusto por los elementos tradicionales, Lorca utiliza frecuentemente símbolos en su poesía. Se refieren muy frecuentemente a la muerte aunque, dependiendo del contexto, los matices varían bastante. Son símbolos centrales en Lorca:
  • La luna: es el símbolo más frecuente en Lorca. Su significación más frecuente es la de muerte, pero también puede simbolizar el erotismo, la fecundidad, la esterilidad o la belleza.
  • El agua: cuando corre, es símbolo de vitalidad. Cuando está estancada, representa la muerte.
  • La sangre: representa la vida y, derramada, es la muerte. Simboliza también lo fecundo, lo sexual.
  • El caballo (y su jinete): está muy presente en toda su obra, portando siempre valores de muerte, aunque también representa la vida y el erotismo masculino.
  • El toro: García Lorca era aficionado a los toros; según sus palabras: "Creo que los toros es la fiesta más culta que hay en el mundo. Es el drama puro en que el cual el español derrama sus mejores lágrimas y su bilis. Es el único sitio a donde se va con la seguridad de ver la muerte rodeada de la más deslumbradora belleza (...)"
  • Las hierbas: su valor dominante, aunque no único, es el de ser símbolos de la muerte.
  • Los metales: también su valor dominante es la muerte. Los metales aparecen bajo la forma de armas blancas, que conllevan siempre tragedia.
La metáfora: es el procedimiento retórico central de su estilo. Bajo la influencia de Góngora, Lorca maneja metáforas muy arriesgadas: la distancia entre el término real y el imaginario es considerable. En ocasiones, usa directamente la metáfora pura. Sin embargo, a diferencia de Góngora, Lorca es un poeta conceptista, en el sentido de que su poesía se caracteriza por una gran condensación expresiva y de contenidos, además de frecuentes elipsis. Las metáforas lorquianas relacionan elementos opuestos de la realidad, transmiten efectos sensoriales entremezclados, etc. 

Poesía

La obra poética de Lorca constituye una de las cimas de la poesía de la Generación del 27 y de toda la literatura española. La poesía lorquiana es el reflejo de un sentimiento trágico de la vida, y está vinculada a distintos autores, tradiciones y corrientes literarias. En esta poesía conviven la tradición popular y la culta. Aunque es difícil establecer épocas en la poética de Lorca, algunos críticos diferencian dos etapas: una de juventud y otra de plenitud.

Época de juventud

Aquí se incluyen sus primeros escritos: Impresiones y paisajes (en prosa, muestra sin embargo, sus procedimientos característicos del lenguaje poético) y Libro de Poemas (escrito bajo el influjo de Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez; en este poema Lorca proyecta un amor sin esperanza, abocado a la tristeza.

Época de plenitud

Comienza con el Poema del cante jondo (1921) que, mediante la unidad temática, formal, conceptual y la expresión de los sentimientos, debida en parte a su inspiración folclórica. 

En Primeras canciones (1936) y Canciones (1927) emplea las mismas formas: la canción y el romance. Los temas del tiempo y la muerte se enmarcan en el alba, la noche, la ciudad andaluza y los paisajes lunares.

La muerte y la incompatibilidad moral del mundo gitano con la sociedad burguesa son los dos grandes temas del Romancero gitano. Lorca eleva al personaje gitano al rango de mito literario, como después hará también con el negro y el judío en Poeta en Nueva YorkLorca escribió Poeta en Nueva York a partir de su experiencia en EE. UU., donde vivió entre 1929 y 1930.

EDiván del Tamarit (1940) es un libro de poemas de atmósfera o sabor oriental, inspirado en las colecciones de la antigua poesía arábigo-andalusí. El tema central es el del amor sujeto a experiencias frustrantes y amargas; su lenguaje está muy próximo al de Poeta en Nueva York.

La obra poética de García Lorca se cierra con Seis poemas gallegos y la serie de once poemas amorosos titulada Sonetos del amor oscuro. Lorca siempre ha contado con el respeto y admiración incondicional de los poetas de generaciones posteriores a la Guerra Civil. Considerado un poeta maldito, su influencia se ha dejado sentir entre los poetas españoles del malditismo.


 
 Libros de poesía
  • Libro de poemas (1921)
  • Poema del cante jondo (1921)
  • Oda a Salvador Dalí (1926)
  • Romancero gitano (1928)
  • Poeta en Nueva York (1930)
  • Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935)
  • Seis poemas galegos (1935)
  • Diván del Tamarit (1936)
  • Sonetos del amor oscuro (1936)