miércoles, 20 de mayo de 2015

Teatro

En Lorca lo teatral obedece a un impulso primario. Tuvo una visión teatral del mundo: disfrutó y sufrió la vida como un drama universal."El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana", dijo en una ocasión, y nunca dejó de confiar en la capacidad del teatro para enseñar y deleitar, según el viejo modelo clásico.

El lenguaje, aprendido en Valle-Inclán, es también poético. Sobre Lorca influyen también el drama modernista (de aquí deriva el uso del verso), el teatro lopesco (evidente, por ejemplo, en el empleo organizado de la canción popular), el calderoniano (desmesura trágica, sentido de la alegoría) y la tradición de los títeres. 

Su producción estuvo siempre determinada por la voluntad de innovar, en todas las ocasiones. Nunca quiso hacer la comedia burguesa que dominaba en su tiempo, sino acceder a los grandes temas: el amor, la muerte, el paso del tiempo, la opresión y la rebeldía, la fuerza del destino. 

La producción dramática de Lorca puede ser agrupada en cuatro conjuntos: farsas, comedias «irrepresentables» (según el autor), tragedias y dramas.

Entre las farsas, escritas entre 1921 y 1928, destacan La zapatera prodigiosa, en la que el ambiente andaluz sirve de soporte al conflicto, cervantino, entre imaginación y realidad, y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, complejo ritual de iniciación al amor, que anuncia los «dramas irrepresentables» de 1930 y 1931: El público y Así que pasen cinco años, sus dos obras más herméticas, son una indagación en el hecho del teatro, la revolución y la presunta homosexualidad —la primera— y una exploración —la segunda— en el ser humano y en el sentido del vivir.

El fracaso de su primera obra estrenada, El maleficio de la mariposa (1920) quizá se debió a un exceso de transgresión, de modo que la siguiente, Mariana Pineda (1927), se ciñó al diálogo con el "teatro poético" modernista, para subvertir sutilmente sus códigos, hasta fundir el amor (privado) con la Libertad (pública).

Durante la II República, además de comprometerse con el teatro itinerante de "La Barraca" hace teatro comercial, sin renunciar a sus propósitos renovadores. El triunfo le llega con el estreno de de Bodas de sangre (1933) y Yerma (1934). Bodas de sangre es una tragedia en la que el destino domina la voluntad de los personajes y donde la acción se concentra en las ceremonias de la boda y la muerte. 

La tercera obra no pasó de proyecto, pues no cabe en el plan La casa de Bernarda Alba, que no es una tragedia. La casa de Bernarda Alba es la casa de la ley y de la rebelión. El luto decretado en su interior va segregando su violencia en las hijas de Bernarda Alba hasta la rebeldía y el suicidio de la menor.

Obras teatrales
  • El maleficio de la mariposa (1921)
  • Mariana Pineda (1927)
  • La zapatera prodigiosa (1930)
  • Retablillo de Don Cristóbal (1928)
  • El público (1930)
  • Así que pasen cinco años (1931)
  • Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1933)
  • Bodas de sangre (1933)
  • Yerma (1934)
  • Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935)
  • La casa de Bernarda Alba (1936)
  • La fuerza de la sangre (inacabada) (1936)

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