En Lorca lo teatral obedece a un impulso primario. Tuvo una visión
teatral del mundo: disfrutó y sufrió la vida como un drama universal."El
teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana", dijo en
una ocasión, y nunca dejó de confiar en la capacidad del teatro para
enseñar y deleitar, según el viejo modelo clásico.
El lenguaje, aprendido en Valle-Inclán, es también poético. Sobre Lorca influyen también el drama modernista (de aquí deriva el uso del verso), el teatro lopesco (evidente, por ejemplo, en el empleo organizado de la canción popular), el calderoniano (desmesura trágica, sentido de la alegoría) y la tradición de los títeres.
Su producción estuvo siempre determinada por la voluntad de innovar, en
todas las ocasiones. Nunca quiso hacer la comedia burguesa que dominaba
en su tiempo, sino acceder a los grandes temas: el amor, la muerte, el
paso del tiempo, la opresión y la rebeldía, la fuerza del destino.
La producción dramática de Lorca puede ser agrupada en cuatro conjuntos: farsas, comedias «irrepresentables» (según el autor), tragedias y dramas.
Entre las farsas, escritas entre 1921 y 1928, destacan La zapatera prodigiosa, en la que el ambiente andaluz sirve de soporte al conflicto, cervantino, entre imaginación y realidad, y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, complejo ritual de iniciación al amor, que anuncia los «dramas irrepresentables» de 1930 y 1931: El público y Así que pasen cinco años, sus dos obras más herméticas, son una indagación en el hecho del teatro, la revolución y la presunta homosexualidad —la primera— y una exploración —la segunda— en el ser humano y en el sentido del vivir.
El fracaso de su primera obra estrenada, El maleficio de la mariposa
(1920) quizá se debió a un exceso de transgresión, de modo que la
siguiente, Mariana Pineda (1927), se ciñó al diálogo con el "teatro
poético" modernista, para subvertir sutilmente sus códigos, hasta fundir
el amor (privado) con la Libertad (pública).
Durante la II República, además de comprometerse con el teatro
itinerante de "La Barraca" hace teatro comercial, sin renunciar a sus
propósitos renovadores. El triunfo le llega con el estreno de de Bodas
de sangre (1933) y Yerma (1934). Bodas
de sangre es una tragedia en la que el destino domina la voluntad de los
personajes y donde la acción se concentra en las ceremonias de la boda y
la muerte.
La tercera obra no pasó de proyecto, pues no
cabe en el plan La casa de Bernarda Alba, que no es una tragedia. La casa de Bernarda Alba es la casa de la ley y de la rebelión. El luto
decretado en su interior va segregando su violencia en las hijas de
Bernarda Alba hasta la rebeldía y el suicidio de la menor.
- El maleficio de la mariposa (1921)
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